Que se mueran las viejas que meriendan
churros en la chocolatería El Castillo,
que mueran las momias enjoyadas con
las mejillas pintadas de un chillón más vivo que ellas,
que la palmen y
sus nietas hereden las perlas y las cuentas
corrientes y se compren vestidos de pasarela y
lencería fina y se vayan de viaje a Roma y a Mikonos
y a Ibiza y se compren un Mini negro con rayas blancas
y llenen sus armarios de zapatos y de bolsos y contraten
un personal trainer y adopten un perro lamecoños y
se operen las tetas y se hagan liposucciones
y
cansadas,
regresen a esta ciudad en la que quema el asfalto, hay sitio donde
aparcar en las tardes inertes de agosto y
busquen a los poetas pobres -pobres poetas- que no se pueden
ir de vacaciones a la playa, que les exijan catorce metáforas de media
para llenar el vacío del alma. Empezaremos con la postura de la abeja,
susurrando versos robados a Pedro Andreu.
7 comentarios:
Estás que te sales...
La calor, tiene eso... licúa los sesos, reblandece el espíritu y levanta la libido; eso es bueno para los poetas.
Al final las nietas acabaran siendo como las viejas.
Al final, acabaran todas muertas.
Eso si, todas muy monas ellas,
las nietas y las viejas.
Ciao.
Definitivamente, te sienta bien el verano.
Diles que se àsen tamboién por mi pueblo!!
gracias a todos por vuestras palabras, Juanito, qué te pasa en la boca... tanto beso con ron!
Muy grande!
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