Intentó levantarse y hacer deporte, como dice Pablo Moro en una canción cada día estaba más gordo, pero le dio un triste tirón en la primera abdominal. Fue al frigo y como venganza se comió dos flanes del mercadona.
Se puso delante del ordenador a leer la prensa. El Madrid volvió a perder, así que pronto desistió.
Se metió en blogs de poetas de nueva generación pero ese día encontraba todo aburrido, por lo que decidió hacerse una paja. En el youporn eligió una compilación de corridas faciales de ocho minutos, de los cuales al acabar le sobraron casi cinco.
Sin saber que hacer, se puso a los Ramones y, por fin, se puso a escribir.
Poemas que tenía encaucados en su cabeza, se atascaban en la pantalla blanca. Cambiaba de poema e igual, siempre se quedaban en pequeños poemillas.
No era dado a medir sílabas y todo eso, pero se fijó que todos tenían algo en común. Eran poemas de tres versos, con estructura de cinco sílabas el primero, siete el segundo y cinco el tercero.
Pensó que con su poesía no se haría rico ni famoso, aunque quizás había inventado una forma poética revolucionaria.
Se vistió y corriendo fue a ver al presidente de los poetas y le contó su gran hallazgo.
-Cinco, siete, cinco... ya veo. Hijo, esto no lo has inventado tú, estos poemas vienen de japón y son un arte milenario. No sé quien lo inventó exactamente, porque al ser presidente soy el que menos sabe de lo que represento, pero fijo te puedo decir que se llaman haikus. Y los poetas marroquíes lo llaman haikus-kus.
(silencio)
-¿Y qué hago entonces con ellos?
-¿Tienes muchos?- pregunto el sr. presidente.
-Si, unos cuantos- dijo el poeta.
-Pues haz un libro de haikus como hizo Benedetti.
-Ya- respondió el bardo imberbe -yo no soy dios.
-Pues mira, ¿tienes un blog o algo parecido?- interpeló el presidente.
-Yo no, pero un amigo me deja a veces su espacio para escribir.
-Pues hala, ya tienes la solución, cuélgalos en su blog y vete de aqui, pesado- dijo enfadado el presidente, que como todos los presidentes siempre están enfadados porque tienen reuniones y no saben muy bien lo que tienen que decir.
Total, a lo que iba, que me ha llamado mi amigo y me ha pedido que ponga aquí cinco haikus de momento. Si eso, ya pondré más otro día.
El poeta amigo mío se llama Tomás Turbado y estos son los haikus:
árboles viejos
lloran porque ya nadie
se ahorca en ellos
siempre hay un refrán
que justifique todos
nuestros pecados
cuando me muera
arrojadme a los patos
del campo grande
viene un arcángel /
me dice a bocajarro /
dios nunca existió
son versos secos /
un tiro a botepronto
que rompe la red
