28 de abril de 2011

recovecos de la poesía

En un par de minutos, mi esposa sabrá la principal razón por la cual
pierdo el culo para ir a recoger a mi hija a la guardería, aparte
de la relación paterno-filial y los sentimientos que, en este poema, no tienen cabida.


Tiene la Atlántida escondida en sus ojos y Roma incendiada en su boca.
Cuida a mi niña. Es verdad eso que dicen: la poesía está donde menos lo esperas.


Hoy me dijo que Julieta había hecho caca dos veces y ha comido muchísimo puré, una cantidad prosopopéyica, según ella.
Y sigo pensando que sí, que la poesía salta donde menos lo esperas.

3 comentarios:

juanillo dijo...

bendita sea la facultad de magisterio y los modulos de puericultura; cuantos poemas andan por sus aulas y alguno de ellos tienen la atlantida escondida en los ojos y Roma incendiada en su boca. me gusta, compañero

MA dijo...

¡Y que sólo estudien estas especialidades las chicas!
Pringaud, casi siempre me haces reir con tus versos.

Céfiro dijo...

La verdad es que, que alguien con esos ojos te hable de mierda -aunque sea la de tu propia hija- no deja de ser escatológico a la par que erótico.