La patria es un estado: pero de ánimo
Juan Bonilla
Ares, dios de la guerra, se frota las manos ante la revolución
de un pueblo de bárbaros sin futuro
Hermes está desaparecido dando una mala noticia
Por eso pide a Afrodita que baje a la tierra a ver que se cuece
Afrodita es incapaz de esconder su altivez y baja
disfrazada como una mortal de metro ochenta
dejando entrever su deidad en su cuerpo impecable
Fuente Dorada enmudece durante los treinta y siete
segundos que tarda en cruzar la concentración de aquellos bárbaros sin futuro
Desaparece por una calle peatonal en busca de un bolso
a juego con sus zapatitos de tacón robados a Penélope
Vuelve la lucha a la plaza sin adornos
Regresa al Olimpo y Ares, ansioso, espera el parte de guerra
Afodita le escupe sin miedo la verdad, segura de que su belleza
la salvará como siempre
No hay armas a simple vista, quizás las escondan bajo un suelo que se muda cama
Simplemente exigen tener un futuro
Ares arruga su fastidio
Ares piensa y recuerda
Ares sabe que la guerra pronto va a comenzar
1 comentario:
Sin banderas.
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