y buscamos erores nuevos
adredes donde enlazar un camino cosido
a nuestras manos
A Geli, como todo lo demás
preguntan tus ojos glotones a mi espalda.
- En ti, mi vida. Siempre en ti.
Así callas y me dejas seguir escribiendo, sin saber que vuelco en el papel
retales de una cabeza de chorlito.
Las musas aguardan a veces en inexpugnables vericuetos. A veces
en la sangre coagulada de la carnicería. En una esquina vestida con medias
de rejilla. En el contenedor de una clínica
de liposucciones. En un vaso de ron. En los pezones de las maniquíes.
A veces son el disfraz para una mentira.
Otras una certeza asumida. Viene de repente con una frase
antes oída, vistiendo de flores o minas mi descampado. Hay días que la busco
en las ofertas del mercadona. En la sección de congelados.
Pero es ella quien me encuentra cuando estoy dormido. Amontonando poemas putrefactos en las cunetas del olvido. Como un pueblo castellano.
Al morir las rimas, los versos se exilian a la isla de los leprosos.
Es entonces cuando exploro tu cuerpo excelso y hallo
una vez más en tus besos, la inspiración que lleva tu nombre
de nuevo.
3 comentarios:
¡Guauuuu!
Oooohhh!!! Muy bonito, poeta!
exquisito poema
Publicar un comentario