13 de julio de 2011

nada raro

el sábado casé por fin a mi hermana pequeña. fui el padrino y leí un poema; no es de lo mejor que he escrito pero creo que venía bien al momento y el lugar. la boda salió bien a pesar de mí, que me porté muy bien y no cedí a las presiones de mi primo para que enseñara el culo (tito, esta semana te dedico uno de los que te gustan como pago a mi cobardía)
el poema es este, para Patri y Miguel

no piden nada raro
ella no quiere que le baje la luna
     -eso lo deja para los poetas cursis-
se conforman
que no es poca cosa
en seguir atrapados entre las pestañas
él en las de ella
ella en las de él

atrapados
como los peces caídos en la trampa
mortal de una bolsa de plástico

no piden nada raro
no exigen palacios repletos de oro
se conforman
que no es poca cosa
en seguir presos de las cadenas invisibles
de sus bocas sin aristas
que alean los besos con acero
al regalar hoy el sí quiero

no piden nada raro 
Miguel no ha de matar gigantes y dragones 
Patri no ha de tejer un vestido guardando ausencia
se conforman
que no es poca cosa
con que el deseo siga ganando a la rutina
por un incontestable knock out
nada raro
saben que mataría el uno por el otro
sin dudas ni remordimientos
al limpiar la huella que incrimina
nada raro
curar con unas gotas de mercromina
el más leve sufrimiento

no piden nada raro
las flores son suficientes en los aniversarios
se conforman
que no es poca cosa
con robar la fuerza a los dioses
para sostener el cielo sobre la cama
nada raro
alimentar con caricias la mariposa
que sigue aleteando en la barriga
nada raro
cuidar que no pierda su perfume la rosa
que cada corazón abriga

2 comentarios:

Un amigo dijo...

Seguro que lloraste al leerlo...
Es que eres un blando

Céfiro dijo...

Yo una vez leí un texto en la boda de un amigo. Tuve que pasar por la censura del cura. Por cierto, a mí también me encanta enseñar el culo. Debe ser un trastorno de nuestra generación o algo que vimos en la tele de críos.