Jesús, predicaba en el desierto. Por eso yo
cuelgo en este blog lo que pienso, y quien quiera
que lo lea o no. Pero en el desierto. Sin molestar
cortando calles y gastando el dinero que no tienes,
sin llamar a tu puerta trayendo mi palabra
a la hora de la siesta, sin tocarte las campanas
los domingos de resaca. Sin obligarte a
creerme a pies juntillas. Como Jesús. En el desierto.
Sin Dios, ese que, casualidad o no, desde que existen
aparatos que graban las imágenes, fijas o en movimiento,
ha dejado de hacer milagros
4 comentarios:
totalmente cierto, un saludo
Molinero, arderás en el infierno. Lo sabes, ¿no?
Gracias por pasarte J.G
Cánaves, soy friolero, no hay problema
Suelo pensar como tú sobretodo en semana santa.
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