Cada vez menos caricias, menos
mordisquitos en los lóbulos de las orejas.
Y es que los expertos lo dicen muy fácil
pero de dónde sacas el tiempo para mantener
la pasión en el váter sin cerrar y la ropa
de los niños por ahí siempre tirada, al lado
de los juguetes. Cómo nos engañaron
con la mujer trabajadora -así no tienes
que aguantar a ningún cabrón- y ahora
entre los dos no llegamos, los hijos nos contestan,
se vengan de nuestras ausencias.
Pero has de estar guapa hasta renacida de legañas,
dar una vuelta a la casa, la plancha sin acumular, la cena,
el baño de los críos. Y ya no te excita ni el marido
con el mandil haciendo tortilla de patata, no es el galán
que te vendieron en las revistas. Hace lo que puede aunque
ahogado en el miedo y el vértigo no dé más de sí, lo intenta.
Incluso aprendió a colgar tus tangas.
Pero ya no le excitas, ni tan limpia como le enseñaron
que debíamos de ser, ni tan guarra en una cama que se hace
enorme cada noche cuando, cansados de una vida impostada,
la cogemos con ganas de soñar con otros hombres que tienen
su mismo nombre, hasta su mismo D.N.I pero te tratan
como la princesa de la que siempre renegaste ser.
Él también sueña, si no con princesas, con un privado harén de mujeres
con tu nombre y hasta tu D.N.I. Nos han engañado, quién
tiene tiempo para las caricias, los mordisquitos y los susurros
en la oreja. Los expertos están divorciados y nadie mira
su cuenta en Badoo. Mantén la pasión es un eslogan
inventado para engañar el cansancio del amor.
Rosalía Guijarro,
"El amor se acaba cuando se corren" Ed. Rosa Púrpura, 2013
1 comentario:
¡Que gran verdad estos versos!
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