29 de abril de 2010
ALWAYS ON THE RUN. LENNY KRAVITZ
Y UNOS POEMAS PARA EL DÍA DE LA MADRE
HOLA, MAMÁ
Hola mamá, ¿qué tal todo?, ¿papá, como siempre
encerrado en sus cuadros? Dale un beso.
Tú, cansada, siempre preocupada por todos; no
descansas. Al final no cumplí ponerte una criada.
El fútbol no era lo mío. Con la de barro que tuviste
que limpiar para nada.
¿Yo? tirando. Sí, como de todo aunque me veas
tan delgado. Ya no soy el niño de Biafra que te
quitó media vida vomitando hasta el zumo
de naranja.
El trabajo, bueno, tragando mierda, pasando
frío y cogiendo peso. No te hice caso. Haber
estudiado. Sigo con barba, sí, ya sé que estoy
más guapo afeitado, pero así no resaltan
tanto mis cejas que parecen dos gatos acostados.
La casa, bueno, no sé si limpia pero arreglada
y decente. Planchar no plancho, no me importa ir
arrugado. ¿Cómo te voy a llevar la ropa? Ya me
las apaño.
Da un beso a mis hermanas, otro a mis sobrinos.
Y a la abuela. Ya me vale, soy tan despegado.
Pero dime, sigo siendo tu niño, ¿verdad?
Recuerdo todos los días cómo pasabas rascándome
horas la cicatriz. Ya ves, con todo lo que has hecho
por mí y de eso es lo que más me acuerdo.
Nada más, mamá. Simplemente hoy te
necesitaba. Un día de estos me paso. Lo juro
da un beso a papá, a ver si sale de los cuadros.
de "versos en el desierto" de bohodón ediciones
HOLA MAMÁ II
Engullir
los Bukowski
Carver
Cohen
Panero
que robé el viernes en Margen,
me inhabilita temporalmente.
Desarma cualquier atisbo de poema
sobre mi madre.
Tuve la gran suerte
-o desgracia para un poeta-
de crecer
en una familia cohesionada.
Me dieron amor, comida. La libertad
para equivocarme.
Tampoco estoy tan enmadrado como
para emular a Edipo y asesinar
a mi padre.
Sin Neruda a mi lado,
empachado de la poesía pestilente como una escobilla
de váter
usada para decorar el salón,
me declaro incapaz de cantar a mamá.
Únicamente viene
a mi cabeza una frase.
Bébete el zumo antes de que
se le vaya toda
la vitamina
inédito.