Prometo olvidarte igual que a todas
las matrículas de los coches que empotré
contra las señales de prohibido el paso
No me entra miedo al ver cómo se desvanece
la conjunción perfecta que creábamos
paseando de la mano
-yo te soltaba y colocaba el pulgar
en el bosillo trasero de tus vaqueros-
Apenas quedan pavesas en el cenicero
de tu boca patrocinada por pall mall
Fuimos durante un tiempo una irrompible
segunda persona del plural
nosotros parecíamos
Bonnie & Clyde atracando los bancos donde
sentarnos a besarnos sin más testigos que las farolas
solitarias de aquellos parques camino a casa
No te preocupes -sé que no lo harás- prometo
olvidarte igual que olvido los domingos de resaca
en qué gasté tanto dinero la noche anterior
Me vuelvo primera persona del singular
a mi bosque solitario y crudo
como si fuese Dersu Uzala en El Cazador de Kurosawa
entre árboles desnudos de frutos
abrigado únicamente con la piel de un Re
-selvático animal-
2 comentarios:
Seguro que ella piensa: Si me olvidas, prometo recordarte siempre.
Seguro.
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