Como el propio título indica, son casicuentos, cuentos breves, muy breves. Ahí reside el engaño del de Riello, el aspecto de los mismos; parecen prosa y uno comete el error de leerlo como si de prosa se tratara, con más ligereza, obviando en ocasiones la forma e intentando llegar al fondo y, claro, a las cuatro o cinco líneas uno levanta la vista con cara de "me estoy perdiendo algo importante", de estar en el sitio adecuado pero mirando crecer las flores. Porque Luis Miguel hace poesía quiera o no:
"Te cuento estas cosas para que el azar, esa amnesia renegada de los simples, no te conduzca a ti por su senda y más allá del tiempo conserves el suficiente arrojo que explica la memoria..."
Es entonces cuando descubres el truco del leonés y lees los cuentos tres veces cada uno; primero, un acercamiento al mundo desde la mirada del poeta niño, lleno de ternura revestida de hambre y personajes de posguerra, de besos que pudieron ser, de paisajes rurales y crudos, amigos y compañeros de aventuras que quedan atrás. Después te detienes en la forma, desgranando la poesía constante, en el que cada palabra está puesta porque tiene que estar, sin artificios, elaborada cual alquimista, las proporciones justas del lenguaje aquí son magistrales:
"Aquel muchacho desde lejos recrimina esa duda y ya no está donde estuvo su patria feliz.
Y quién lo sabe."
Y después, se lee el casicuento por tercera vez, por placer, por lujo; por satisfacción al haber descubierto el engaño de Luis Miguel Rabanal y saber que tienes un tesoro entre las manos que sólo tú has sabido ver. Luego, pasas al siguiente cuentito deseando caer de nuevo en la emboscada de la falsa prosa para disfrutar, otras tres veces, las perlas de un poeta que no puede dejar de serlo.
Gracias poeta por estos cuentos
blog de Luis Miguel Rabanal AQUÍ
2 comentarios:
Esto es lo que suelo llamar una buena lectura y una muy buena 'critica' porque son las impresiones personales a partir de esa lectura, y con la que estoy totalmente de acuerdo. Luis Miguel incluso cuando escribe lo que definimos como prosa se le escapa la vena poética por todas partes.
Un abrazo.
tomo nota, pero sé que no lo leeré nunca, tiene una infinita fila delente.
Publicar un comentario