4 de enero de 2012

Adriana Bañares Vs. Awixumayita

Es difícil saber dónde acaba Adriana Bañares, la escritora (Logroño, 1988) y dónde empieza Awixumayita, el personaje, la exhibicionista mediática, la peluca rosa. Sólo sé que ambas podrían haber acabado de médico: la letra ya la tienen, no entendí nada en las dedicatorias de sus libros.

HAPPY MEAL
Editado por cartonerita niña bonita, una forma original y peculiar de publicación con tapas únicas de cartón.
Aquí, Adriana, a caballo entre la prosa y la poesía, llamémoslo prosa poética, nos traslada a un mundo agobiante, haciendo nuestros su fobia a los insectos, su miedo a la soledad en Bayreuth, ciudad alemana donde cursa un Erasmus, la inquietud infantil y perversa de los peluches de los coches.
Mi pequeño secreto es muy inocente.
Observo los peluches que decoran los coches.
Pobres animales de felpa
confinados a la soledad y al frío
en un coche aparcado de madrugada.

Un poemario diferente, trepidante, con ilustraciones de Valle Camacho, que con esta edición queda menguada la belleza turbadora que atesoran en realidad.

LA INVOLUCIÓN CÍTRICA
Editado por Origami, pequeña editorial jerezana que apuesta por una poesía joven. Nos lo venden como poesía pero en realidad no creo que lo sea, tampoco prosa. Y ese es el valor más importante de Adriana, es inclasificable. Los textos te arrastran a una tormenta interior brutal, una lucha entre la Adriana adulta, independiente, segura contra la adolescente que no se quiere ir, con sus complejos, paranoias, pataletas e inseguridades. Una guerra en la que no se hacen prisioneros. "Me siento como la copia de alguien, y no me importa de quién", de su texto Subalterna.
En esta involución, la riojana se encuentra a gusto y se nota; se mueve con soltura dando rienda suelta a lo que mejor sabe hacer: contar historias. Raras, marcianas, freaks, a veces muy cercanas, pero con una capacidad impresionante de empatizar con el lector, con una escritura anárquica en apariencia que siempre resuelve magistralmente enhebrando todos los hilos en finales desgarradores.
"Escribir no es un hobby, es una necesidad" dice Adriana a menudo. Y lo entiendo, se desnuda, se expone, mata adrianas en cada texto, textos que duelen al leerlos, no quiero ni pensar cómo lo hacen al ser escritos, ajados, arrancados de su pálida y frágil piel.
Un libro único, maravilloso y cool (guiño), con perlas como: "Unintended. Pieces of the life i had before, Fucking freak, El sinsabor de lo inagotable... y todos en general, con un nivel muy alto. Asfixiante, duro, una catarsis dolorosa que te deja sin fuerzas por momentos y absorbe tu energía para retroalimentarse con nuestros propios miedos. Muy grande Adriana Bañares Camacho, apellidos aportados por sus padre adoptivos, pues cobra fuerza el rumor extendido en internet que dice que es hija bastarda de Tim Burton y Helena Bonham Carter. ¿Será cierto?

ilustración de Valle Camacho para Happy Meal


2 comentarios:

Céfiro dijo...

Talento indiscutible el de Adriana. Atrevido y creíble. Sin ninguna concesión a las poses, a las modas. Muy poco Luna Miguel.
Por otra parte, me encantó tu texto a modo de introducción o reseña. Te contrataré como prologuista para el día que edite mi próximo poemario.

Malone dijo...

con tal que saques otro poemario, escribo lo que sea para ti.

de acuerdo en la comparación con Luna Miguel, aunque creo que esta es necesaria y enriquecedora para dar aire a la poesía y sacarla a los escaparates, pero como poeta no me hace mucho la verdad. es un poco injusta la comparación, como todas, Adriana es única